Cuando la joven terminó su "sacrilegio", se levantó y dirigiéndose al celador le dijo:
- Me parece que todos los músicos que han venido aquí habrán hecho lo mismo que yo, ¿verdad?
- No, señorita - le respondió el guarda con sequedad - Precisamente Paderewski estuvo aquí el año pasado y aunque sus amigos le invitaron a que tocara, él se negó con estas palabras: "No, yo no soy digno de ello".
Es necesario apuntar que a partir de lo hecho por esta chica, al piano le fue colocado en el teclado una cubierta transparente con cerrojo, para que no se repitiera el hecho.
Foto: El piano de Beethoven en su casa
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